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Transformar y Ayudar.

 

Desde el momento que obtuve la Beca Alas de Fundación UABC sentí la seguridad de que lo inalcanzable se haría posible, pisar suelos europeos durante mi juventud y vaya que en mi núcleo familiar siempre fui considerada una persona débil y temerosa, incapaz de realizar una hazaña como el intercambio y creo que empezaba a creerlo también, así que la oportunidad más grande, viajar sin compañía para desmentir mis miedos y para conocerme más. 

Florencia Gabriela

Baldenebro Villaseñor 

 

​Nunca olvidaré mi primera noche instalada en Sevilla, fui invitada a una cena de un chico africano en la azotea de su departamento.  Era un deleite escuchar la mezcla de idiomas al estar sentada a la mesa con jóvenes de distintos países, unos hablando en inglés para darse a entender con un finlandés, otras chicas en italiano porque no sabían ni español ni inglés, y yo tratando de educar a mi oído para comprender lo que decían. En general entender el acento andaluz se volvió un desafío que fui logrando con la inmersión a la cultura.

En Sevilla, no tuve ni un día igual, no había tiempo de crear una rutina, debía aprovechar cada momento pues sabía que mi estancia era temporal y  no quería convertirme en uno de esos estudiantes que lamentan no haber hecho tantas cosas. Creo que nunca tuve tantos días felices juntos, viví la cumbre de la felicidad, era tanta mi plenitud que aunque comiera austeramente, no podía dejar de cantar mientras pedaleaba la bicicleta al pasar por el río Guadalquivir o durante las largas caminatas.















 

Tenía la necesidad de retribuir tantas alegrías y bendiciones.  Dar algo a cambio a la patria que me acogió con cariño, una buena obra para los ciudadanos andaluces. Opté por realizar un voluntariado en una organización no gubernamental llamada “Solidarios” en el programa de visitas a enfermos en el Hospital San Lázaro.

Cada miércoles a las 5 de la tarde mi equipo se reunía para  platicar con ancianos internados durante un largo periodo, en condiciones graves y en la mayoría de los casos abandonados por sus familiares. 

Cada vez que salía de mi voluntariado el corazón me vibraba de satisfacción por saber que había hecho algo bueno por escuchar a una persona, y la verdad disfrutaba hacerlo ya que los españoles suelen ser excelentes conversadores y si fuera por ellos nunca dejarían de hablar.  Claro que no todo los disfrutaba, había algunas historias tristes de pacientes quejándose de dolor y sangrando, otros entubados y conscientes pero incapaces de moverse o hablar. Aún para ellos había muestras de cariño, un tacto o palabras de aliento.


Mi lado humano se hizo fuerte, creció y me enseñó a ver por los demás, a detenerme en mi mundo y visitar el mundo de otros, de entender su razón de ser mediante sus experiencias de vida.  Es algo que volvería hacer sin duda alguna.


Sevilla es asombrosa la variedad de espectáculos disponibles al alcance de todos.  Teatro en la calle, flamenco en los bares, ferias, museos y artistas en los parques pintando, bailando y actuando.  Se respira en la ciudad el arte tanto como el naranjo. Y sé que mi historia sevillana no hubiera estado completa sin el taller de teatro al que me inscribí.

Una tarde vi en la gaceta universitaria una convocatoria para entrar a un taller de formación actoral en la que sólo había 20 lugares, y sin perder tiempo llené mi currículum artístico y mi solicitud y después de tres intentos de entregar los documentos en la dirección incorrecta, tuve éxito.  De 200 solicitudes la mía fue aceptada, así que me presenté a una sala de teatro local en el que se llevaría a cabo el curso dispuesta a aprender.



Todos parecían ser actores con mucha más experiencia y yo tan sólo una amateur;  me sentía un poco nerviosa pero con rapidez perdí la inhibición y me adherí a la química del grupo.  Las personas que conocí en ese grupo son algunas de las personas más increíbles que he conocido en mi vida y aún después de cuatro años los considero mis hermanos y continuamos enviándonos cartas a la antigüita, escritas a mano.   Con ellos viví noches de tertulia con una copa de vino y una amplia gama de quesos, comida mediterránea, música árabe y más que apreciación de la belleza en la danza, teatro y una cultura ajena a la mía. Me enseñaron  a aceptar las diferencias y entender que una cultura no es mejor que la otra, de no tomar a mal ciertas actitudes que en mí país no serían bien vistas, como contestar el teléfono diciendo “¿Qué quieres?”,  que no me respondan a un “buenos días”, o de no ser tratado como rey o reina al entrar a algún negocio como acostumbramos los mexicanos.

​Al viajar es cuando te atreves a tomar el liderazgo y dirigir a los que te acompañan en las calles mientras te conviertes en turista, ya sea al intentar pedir direcciones en otro idioma para llegar al Coliseo Romano, interpretar la guía del metro para visitar la Torre Eiffel o motivar a los demás a caminar de noche para encontrar el hostal reservado.

Aún después de todo este tiempo los recuerdos siguen vivos, tatuados en mi alma, me han marcado y aprendí de ellos a disfrutar la vida, no se trata de trabajar todo el día para poder vivir, se trata de disfrutar lo que haces, de ponerte retos y entender que sí se puede vivir de lo que te brinda felicidad, sólo es cuestión de esforzarse porque con dedicación no hay nada inalcanzable.  No se trata de ir a un intercambio y conformarte con lo que hay al regresar, se trata de volver a viajar, de recordar que hay tanto por conocer en el planeta, de nunca dejar de soñar.

 

"Dar algo a cambio." 

Datos:

Nombre: Florencia Gabriela Baldenebro

Villaseñor. 

Carrera: Lic. en Ciencias de la Educación.

Facultad: Ciencias Humanas.

Campus: Mexicali.

Intercambio: Universidad de Sevilla, España. 2008/2.

El proyecto TOP 10: Casos de Éxito UABC Internacional nace de la idea de encontrar los frutos del esfuerzo constante de la Coordinación de Cooperación Internacional e Intercambio Académico por permitir la formación de jóvenes con un alto desarrollo integral y ciudadanos del mundo; enmarcando los casos de aquellos estudiantes de nuestra máxima casa de estudios de Baja California que -además de contar con un perfil universitario sobresaliente- tomaron la oportunidad brindada mediante el programa de intercambio académico a nivel nacional  o internacional  durante su carrera y que ahora nos cuentan cómo ellos mismos se consideran casos de éxito del programa pues su vida se vio transformada a un nivel cultural, personal y profesional.



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COORDINACIÓN DE COOPERACIÓN E INTERCAMBIO ACADÉMICO                                                                                                                                  UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA 2013.

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